En pocas palabras
El melón es, sin duda, sinónimo de verano. Existen múltiples clases de esta fruta depedendiendo de su lugar de procedencia y sus características de cultivo aunque, en el Estado español, la variedad más común es el de piel de sapo, y es uno de los tipos de melones más grandes, con un peso de 2,5kg de media. El 80% de su composición es agua siendo, por tanto, un hidratante excelente; y su escasa aportación de calorías se debe a que su contenido es escaso en azúcares. Es una fruta muy exigente en cuanto a calor y horas de luz. Para escoger un buen melón, es importante fijarse en que sean duros, pues lo contrario significa que están pasados. También es conveniente fijarse en el color de su corteza.